La Banda Ciudadana es un servicio de radio abierto al público que permite comunicaciones de corto alcance sin necesidad de licencia. Su accesibilidad y facilidad de uso la convierten en una herramienta valiosa para conductores, grupos de emergencia, aficionados ocasionales y comunidades con necesidades de comunicación inmediata. Sin embargo, esta misma libertad ha dado lugar a abusos que ponen en riesgo la utilidad y la convivencia en este espacio radioeléctrico.

El problema del abuso del servicio CB27

Uno de los principios fundamentales de la Banda Ciudadana es que no requiere licencia, lo que facilita su uso popular. Sin embargo, algunos usuarios interpretan esta libertad como un permiso para operar sin normas, generando problemas como:

  • Uso de potencias ilegales: La normativa en la mayoría de los países limita la potencia de emisión en CB (generalmente 4W en AM y 12W en SSB). Sin embargo, algunos usuarios instalan amplificadores ilegales que superan decenas de veces estos límites, saturando las frecuencias e interfiriendo con otros servicios legítimos.
  • Ocupación indebida de canales: Algunos operadores acaparan frecuencias de forma abusiva, impidiendo que otros usuarios puedan comunicarse. Esto es especialmente grave en situaciones de emergencia, donde la disponibilidad de canales libres es crucial.
  • Interferencias intencionadas: Desde ruidos molestos hasta bloqueos deliberados de comunicaciones, estas prácticas degradan el servicio y la experiencia de todos los usuarios.
  • Uso de frecuencias no autorizadas: Algunos operadores modifican sus equipos para transmitir fuera de las bandas asignadas, invadiendo espacios reservados para otros servicios reconocidos según diferentes normativas, lo que puede tener consecuencias legales graves.

Más libertad, más responsabilidad

La Banda Ciudadana es un recurso compartido y su correcto funcionamiento depende del civismo y la responsabilidad de quienes la utilizan. La falta de regulación estricta no significa que todo esté permitido; al contrario, exige autorregulación y respeto para mantener el servicio útil para todos.
Algunas medidas para promover un uso responsable incluyen:

  • Respetar las potencias legales: El uso de amplificadores de potencia no está permitido por la regulación de la CB. Además, distorsionan la señal y generan interferencias perjudiciales.
  • No monopolizar canales: Se ha de permitir que otros usuarios accedan a las frecuencias, especialmente en situaciones de tráfico o emergencia.
  • Evitar lenguaje ofensivo o disruptivo: La CB es un medio de comunicación abierto. Mantener un clima de cordialidad y un tono respetuoso fortalece y mejora la convivencia. Prestemos especial atención cuando haya menores en frecuencia.
  • Denunciar malas prácticas: Si un usuario incurre en abusos graves (como insultar de forma recurrente o interferir con frecuencias de emergencia, navegación aérea o marítima, …), las autoridades competentes pueden intervenir.
Para la práctica de la CB no se precisan costosos equipamientos.
Práctica irresponsable: transmitir fuera de las bandas asignadas a la CB y usar equipos no homologados y/o modificados.

Preservar la utilidad de las comunicaciones en Banda Ciudadana

La Banda Ciudadana es un servicio valioso que depende de la buena voluntad de sus usuarios. El abuso de potencias, la ocupación indebida de frecuencias y las interferencias deliberadas no solo son actos irresponsables, sino que ponen en peligro la continuidad de este medio de comunicación.
La verdadera libertad no es hacer lo que uno quiera sin consecuencias, sino utilizar un recurso compartido con conciencia y respeto. Solo así la CB seguirá siendo una herramienta útil y accesible para todos.

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